Pérdida de peso: Cómo cuidar a su hijo
(Weight Loss: How to Care for Your Child)
La pérdida de peso ocurre cuando el organismo quema más energía de la que obtiene de los alimentos.


Normalmente, los niños suben de peso durante la infancia y la adolescencia. Cuando un niño baja de peso o no aumenta de peso según lo esperado, significa que su cuerpo:
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no está recibiendo una cantidad suficiente de alimentos que le den la energía que necesita para crecer;
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no está absorbiendo adecuadamente las calorías (energía) y los nutrientes de los alimentos; o
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está utilizando más calorías de lo habitual.
Los niños que pierden peso por no comer lo suficiente tal vez se distraigan durante las comidas, tengan dolor al comer (como ocurre con el reflujo o la caries), sean quisquillosos para comer, eviten alimentos con algunas texturas u olores, se llenen con jugo o lleven una dieta sin algunos alimentos (por ejemplo, si son vegetarianos). La pérdida de peso también puede ser un efecto secundario de algunos medicamentos, el resultado de una infección o una señal de un problema médico o psicológico.
Para determinar la causa de la pérdida de peso, el profesional del cuidado de la salud examinó a su hijo y es posible que le haya hecho preguntas acerca de la dieta, el apetito y los hábitos de alimentación de su hijo; los movimientos de vientre y cualquier cambio que haya sufrido en este aspecto; cualquier otro síntoma y factores sociales que le puedan estar provocando estrés. Es probable que el profesional del cuidado de la salud también haya solicitado análisis de orina (pis), materia fecal (caca) o de sangre; radiografías y otros estudios.
Además de seguir las indicaciones del profesional del cuidado de la salud para tratar cualquier problema de fondo que se detecte, puede tomar medidas en su hogar para ayudar al niño a aumentar de peso.

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Su hijo debe comer al menos tres comidas bien equilibradas y tres refrigerios grandes (mini-comidas) todos los días.
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Siga las instrucciones del profesional del cuidado de la salud para agregar alimentos con un alto contenido calórico a la dieta de su hijo. Esto puede incluir alimentos como queso, mantequilla de maní, aguacate, crema, jarabe, aderezos, licuados y helado. Tal vez, el profesional del cuidado de la salud le recomiende postres cremosos o bebidas especiales con un elevado contenido de calorías para ayudar a complementar la dieta de su hijo.
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Siga las instrucciones del profesional del cuidado de la salud para tratar cualquier problema de fondo que esté contribuyendo a la pérdida de peso de su hijo.
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Si el profesional del cuidado de la salud le recomendó algún suplemento mineral o de vitaminas, déselo a su hijo tal como se lo haya indicado.

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Quizás, el profesional del cuidado de la salud le pida a usted o a su hijo que, durante algunos días, lleve un diario de todo lo que come. Esto puede ayudar al profesional del cuidado de la salud a determinar cuántas calorías está ingiriendo su hijo.
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Programe las citas de seguimiento según las indicaciones que haya recibido.
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El profesional del cuidado de la salud puede derivarlo a un nutricionista, quien seguramente lo ayudará a hacer cambios en la dieta de su hijo para que pueda subir de peso.

Su hijo:
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Está muy cansado.
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Continúa adelgazando.
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Tiene dolor estomacal, hinchazón, gases, vómitos o diarrea.
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Está muy hambriento o sediento, incluso después de comer o beber.
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Tiene sangre en la orina o las heces, le sangra la nariz o las encías.
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Presenta signos de un trastorno alimenticio, como atracones, temor a subir de peso o pensar que su cuerpo se ve diferente de lo que realmente se ve.
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Parece triste o deprimido.
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Tiene nuevos síntomas, como fiebre, dolores de cabeza, vista borrosa, mareos, erupción cutánea, estreñimiento, orina frecuente, dolor, tos o debilidad.

Su hijo:
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Sufre una convulsión.
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Tiene dificultad para respirar, dolor en el pecho o ritmo cardíaco irregular o se desmaya.
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Planea o intenta hacerse daño a sí mismo o a otras personas.
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Parece estar deshidratado; los síntomas de deshidratación suelen ser: tener mareos, somnolencia, boca seca o pegajosa, ojos hundidos, producción de poca orina o de orina más oscura que lo normal, llanto con pocas lágrimas o sin lágrimas.